Cuando empecé a leer sobre Chile una vez que supe que iba para allí, de las cosas que más
me sorprendieron fue que uno de los lugares más mágicos del planeta, y que
siempre había despertado mi curiosidad, pertenecía a la república chilena: Isla de Pascua. Si
rebusco entre mis recuerdos más antiguos veo a un joven Chema de trece años
convaleciente de un catarro, devorando en la cama un libro que provocaría mi
posterior pasión por la ciencia ficción.
El libro era el primero que publicaba en
1970 un escritor suizo llamado Erich von Daniken de título “Recuerdos del
futuro: enigmas insondables del pretérito”. En él planteaba la hipótesis de que
extraterrestres habrían habitado en el pasado en nuestro planeta y serían los
responsables de las construcciones más singulares de la antigüedad: las
pirámides egipcias, los templos mayas y los moais de la Isla de Pascua. Releer,
aunque sea por encima, ese libro treinta y cinco años después, es enternecedor.
El libro hoy me parece disparatado, pero
al autor no le salió mal porque ha vendido más de sesenta millones de libros de
todas sus obras.
Otro de los lugares mágicos es el valle de Elqui,
donde abundan los grupos esotéricos de
muchos tipos, y hay quienes defienden que si los extraterrestres bajan a la
tierra algún día lo harán es este lugar. Algo mágico debe tener porque disfruta
de los cielos más limpios del planeta para observar las estrellas y eso sin
duda te acerca al mistiscismo al poder contemplar con claridad la inmensidad
del universo. Prueba de lo que digo es uno mis poemas preferidos “Noche oscura”
de San Juan de la Cruz (http://users.ipfw.edu/jehle/poesia/nocheosc.htm), hecho canción, absolutamente deliciosa, por Loreena
McKennit (http://www.youtube.com/watch?v=FcVaEA0009Q). Al no haber salido de la capital todavía no he sido capaz de
disfrutar con el cielo austral. De lo que no parece que haya mucha duda, es de
la afabilidad de los habitantes de la región. Otro punto adicional para
querer conocerlo.
Si os estoy relatando todo esto, antes de visitar esos
lugares, que era mi primera intención, es porque no dejan de sucederme cosas
curiosas aquí. Cuando así las califico, lo hago desde mi mentalidad de
ingeniero, incrédulo y cartesiano, pero en vías muy avanzadas de reconversión
intelectual. Me gustaría hablaros de sincronicidad. A pesar de su extraño
nombre, es algo que todos conocemos. Son aquellas casualidades que por su
rareza te hacen pensar en que hay alguna mano oculta detrás de ellas, por no
decir otra cosa. Todos las hemos vivido. El concepto nace de un artículo que
publicó en 1952 Carl Gustav Jung “Sincronicidad como principio de conexiones
acausales” y leyendo el título se te quitan las ganas de continuar, pero
desarrolla toda una teoría sobre estos sucesos. En Wikipedia (http://es.wikipedia.org/wiki/Sincronicidad) relatan un
ejemplo que le pasó al propio Jung: “Una joven paciente soñó, en un momento
decisivo de su tratamiento, que le regalaban un escarabajo de oro. Mientras
ella me contaba el sueño yo estaba sentado de espaldas a la ventana cerrada. De
repente, oí detrás de mí un ruido como si algo golpeara suavemente la ventana.
Me di media vuelta y vi fuera un insecto volador que chocaba contra la ventana.
Abrí la ventana y lo cacé al vuelo. Era la analogía más próxima a un escarabajo
de oro que pueda darse en nuestras latitudes, a saber, un escarabeido
(crisomélido), la Cetonia
aurata, la «cetonia común», que al parecer, en contra de sus costumbres
habituales, se vio en la necesidad de entrar en una habitación oscura
precisamente en ese momento. Tengo que decir que no me había ocurrido nada
semejante ni antes ni después de aquello, y que el sueño de aquella paciente
sigue siendo un caso único en mi experiencia”.
¿Habéis tenido esa sensación alguna vez? Sospecho que
si.
Aquí he tenido dos experiencias de este tipo, pero no
simples como las del ejemplo, sino ¡dobles! Así he querido llamarlas al estar
muy relacionadas entre si. Paso a relatároslas tan brevemente como me permita
mi redacción.
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Primera
sincronía doble:
o
Parte
primera: El primer día que salgo a pasear por Santiago, casi lo primero que me
encuentro es con la Universidad Pontificia Católica de Santiago. Me detengo a
ver la fachada y cuando quiero hacer una fotografía al Cristo y aplico el zoom,
veo unas palabras escritas en la pared en letras muy grandes: RELIGION Y
CIENCIA a un lado de la puerta y LETRAS Y BELLAS ARTES al otro.
Me gustó
especialmente la parte primera en la que se contraponían dos de los mundos más
irreconciliables del pensamiento humano. A los pocos días una compañera, al
saber mis inquietudes por el mundo del coaching y del conocimiento en general
me relata su teoría de los planos humanos que están siempre compitiendo:
realidad con espiritualidad. Después de un rato en el que escuche interesado y
disfrutando, le dije: “¡Pero eso no es nada nuevo! Lo vi escrito en la pared de
la U el otro día”. Cuando le enseñé la foto, me miró con cara de admiración y
preguntándose un poco… ¿y éste de dónde ha salido? ¿Cómo yo, que paso todos los
días por delante, no lo había visto?, debió pensar. Al día siguiente me prestó
un libro muy interesante.
o
Parte
segunda: El día de mi cumpleaños me felicita una amiga, no sólo de facebook
(fb) sino antigua compañera de trabajo con la que tengo relación amable, pero
escasa. Exactamente a los dos días, comparte en fb un relato que yo había leído esa misma mañana,
contado de forma distinta pero con el mismo mensaje, antes de ir a trabajar:
"Todo
juicio, incluso del presente, está teñido por el estado de ánimo en el que nos
encontramos en el instante en el que hacemos la evaluación. Esto se puede ver
con el siguiente cuento: A un samurái la estaban yendo muy mal con sus cosas y
decidió visitar a un sabio para preguntarle qué hacer. Éste le dijo: “No te
preocupes, esto va a pasar. Al tiempo, el samurái volvió a la casa del sabio
para agradecerle sus consejos y le relató lo bien que le estaba yendo. El
sabio, luego de escucharlo tan feliz, le advirtió: “Esto también va a pasar”.
No tendría
doble sincronicidad si no fuera porque el libro donde leí la historia, era el
que me había dejado la protagonista de la parte primera, aquí en Chile.
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Segunda
sincronía doble:
o
Parte
primera: tiempo atrás había solicitado mi contacto por fb alguien de Argentina que
tenía mi mismo segundo apellido, que no es nada corriente. Indagué un poco el
perfil y como no lo vi claro lo dejé. Estando aquí, con el tiempo libre que
tengo, revisé la petición y acepté su solicitud de amistad. Después de
intercambiar información, descubrí que su abuelo y mi bisabuelo eran hermanos.
o
Parte
segunda: con intención de tener compañía en los viajes que me gustaría hacer
por esta hermosa tierra, me apunté en un grupo de fb de gente española en
Chile. Estuve mirando en qué consistía, y en una de las entradas, un grupo de
asturianos compartían información. Aquí hay mercado de trabajo, que no
necesariamente trabajo, en especial para ramas técnicas. Había una entrada de
una joven de Oviedo que había estudiado ADE y que preguntaba si alguien sabía
de algo relacionado con lo suyo. Como es el área en la que puedo echar una mano,
y aquí todos nos sentimos más solidarios, me ofrecí a mover su CV por aquí.
Cuando lo mandó, vi que no era de Oviedo sino de donde había nacido mi padre.
Le comenté bromeando que a lo mejor éramos familia, y ella replicó que era muy difícil
porque en realidad su familia asturiana provenía de uno de los padres que tampoco
había nacido en esa gran ciudad. Seguimos investigando y, al final, su madre y mi bisabuela habían nacido en la
misma casa de una aldea: el apellido común era sanguíneo. He de confesar que me
sentí mal, porque todo parecía preparado como en una especie de “El silencio de
los corderos” en plan chileno, con un sicópata en la cincuentena intentado
contactar con la tierna joven con la mitad de años y en un país extraño. Ella,
muy amable, después de requerir más información, lógicamente, me explicó que la
circunstancia era tan especial que había dudado de mí. La entendí porque yo
mismo empecé a pensar si un mes sólo en Santiago me había trastornado. Por
hacer número gordo, cuatro parejas de bisabuelos, si todos tienen 5 hijos y a su vez, sus hijo se casan
todos, y a su vez tienen cinco hijos cada uno, podemos hablar de un colectivo
de entre 500 y 2.500 seres humanos con los cuales comparto bisabuelo y en la
tierra habitan alrededor de 7.000 millones de personas vale que no es un
cálculo de probabilidades directo, pero…Además, que coincidan dos en este
tiempo tan corto…
Aquí comparto estas historias con vosotros. Me apetece
no opinar. Algunos de los protagonistas, son lectores del blog, y no he dado
más datos para preservar su intimidad.
Todo lo que os he contado ha sucedido en cuatro
semanas. Yo estoy convencido que esta tierra es mágica. Y vosotros… ¿qué
opináis? Me encantaría que comentarais vuestras experiencias de sincronicidad en
el blog.
Si alguien quiere bajarse de este blog porque le
parezca demasiado emocionante, que lo haga ahora. Quizás luego sea tarde J .
P.D. Dedicado a N. y a E. protagonistas de la segunda
historia, que para encontrarlas tuve que recorrer medio mundo, cuando en
realidad las tenía muy cerca, en lo virtual o en lo físico.