Puerto Natales

Puerto Natales

sábado, 13 de julio de 2013

¿Cómo es el clima en Santiago? Observaciones, juicios y opiniones



Estamos en julio y hace muchos días ya que la nieve adorna con abundancia las cumbres de la cordillera.

El invierno está  instalado en el hemisferio sur. Los días empiezan a ser más largos y la contaminación se ha apoderado  del valle donde se asienta la gran capital. 




Una de las conversaciones más corrientes es hablar sobre el clima. ¡Qué frío hace! ¡Es insoportable! Otra persona que está a su lado, comenta ¿Pero cómo  puedes decir eso? Hace un día precioso, agradable y sentado al sol se está de maravilla.

Pero, de verdad, ¿cómo es el clima de Santiago? 

Niños bañándose en una pileta en el parque Quinta Normal en octubre



Una opción es daros datos, observaciones. Os paso el enlace a la Dirección Meteorológica de Chile (http://www.meteochile.gob.cl/reg05m.php) donde podéis encontrar mucha información. Cuando redacto estas letras, en Santiago son las cinco horas y cincuenta y siete minutos de la mañana del 13 de julio y la temperatura es de 3,1°C. A lo largo del día está previsto llegar hasta los 22°C con poco viento y el cielo estará despejado.

Otra alternativa es daros mi opinión. Aunque se contradiga con el título de mi blog, yo llegué a Chile en invierno, pasé toda la primavera y regresé a España en el verano austral. A mi me resultó un clima muy agradable. A lo largo de esos meses, puedo deciros que durante el invierno es un clima templado, en el que no son muy habituales las temperaturas bajo cero por la noche y, si está despejado, se alcanzan temperaturas en el entorno de los veinte grados en las horas centrales del día. En el verano, las temperaturas extremas no suelen superar los 34°C (estarían sobre los 30°C) y refresca por la noche. Para alguien que haya vivido en Madrid, el clima es muy similar, aunque menos extremo y con menos lluvia. Otra cosa distinta es cómo se puede percibir allá. No hay muchas casas con calefacción central, y el frío en los hogares hay que combatirlo con estufas o con bombas de calor, por lo que la sensación de frío que sientes puede ser mayor. Según cuenta Pablo Neruda en sus memorias, la herencia colonial le dejó a Chile la incomodidad y el menosprecio a los rigores naturales. Un gran amigo de él, le decía que nunca había sentido tanto frío como en Chile, y eso que llegaba desde las calles nevadas de Moscú.

Uno de los problemas fundamentales de la comunicación humana es no distinguir entre hechos y opiniones. ¿Os habéis fijado la cantidad de personas que defienden sus opiniones como si fueran la única verdad, como si fueran hechos medibles, como si fueran la verdad?

Los hechos están fundamentados en evidencias, en hechos medibles, constatables. “Ahora en Santiago estamos a cinco grados Celsius”. Con ellos construimos la realidad.

Las opiniones, o los juicios que son lo mismo, son la proyección de cómo percibimos lo que nos sucede, como lo sentimos, como despierta nuestras emociones, si nos gusta o no y el valor que le damos. Ufff, ¡qué frio hace hoy en Santiago!


 “La mayor fuente de infelicidad del ser humano son los juicios que emitimos, tanto sobre nosotros, como sobre las cosas que nos rodean”. (Rafael Echeverría)




Creo que se puede entender mejor con un ejemplo:

Carlos se levanta a las seis de la mañana para llegar a las ocho a su trabajo en el que pasa diez horas sirviendo mesas en un restaurante. Su amigo Juan siempre le dice que trabaja demasiado. Pero él es feliz, porque libra día y medio a la semana y recuerda con horror un periodo de su vida en la que vivió en China y trabajaba de sol a sol los siete días de la semana. Las mismas condiciones de un hecho, para una persona son una desgracia y para otras una oportunidad.

Detente a repasar en un minuto cuáles son las cosas que te hacen sufrir. Qué cosas te causan miedo. ¿Son hechos? ¿Son juicios?

La ventaja fundamental es que podemos cambiar la forma que tenemos de ver las cosas. Tenemos capacidad de actuar sobre nuestros juicios. Una situación que estés viviendo no es buena ni mala en sí misma. Depende de cómo la vivas.

Y es muy importante como hablamos, con nosotros mismos o con los demás. Fijaos como presentan la previsión del tiempo en Santiago. La foto no es de hoy, aclaro.





“Parcialmente despejado”, en vez de como se suele decir en España “parcialmente nuboso”. Una misma realidad, según se comunique, invita más al optimismo o al pesimismo.

El hombre no puede decidir lo que le pasa, pero si puede decidir cómo vivir lo que le pasa, como ya introduje en un anterior comentario (http://elviajedechemaenchile.blogspot.com.es/2012/11/la-tristeza-vaga-por-santiago.html). El ser humano puede cambiar sus juicios sobre lo que le acontece. No digo que sea fácil, pero muchas veces no sabemos siquiera que tenemos esa posibilidad. En muchas circunstancias no se puede actuar sobre los hechos, pero si en cómo te afectan los hechos y lo que puedes hacer para que la realidad que vives, cambie.

Cerros nevados el 29 de mayo. Foto de Patricia Pérez



Alguien muerto de frio en su departamento sin calefacción de alguna comuna de Santiago, y que está maldiciendo el clima de la ciudad, puede buscar otro con mejor orientación, abrigarse más en casa o decidir en que prefiere gastar sus recursos económicos, si en tener un móvil con conexión a internet o comprarse un par de estufas y tener una temperatura más agradable en su hogar, por decir algo. Pero la culpa no es del clima en Santiago.

Pero ahí entramos en algo muy profundo. Si siempre que llego tarde al trabajo en Santiago digo, es que había un gran taco (atasco), para que llegue a mi hora tendrá que cambiar el tráfico en la ciudad, y eso no está en mi mano. Pero si digo, he llegado tarde porque no preví un lunes de lluvia en la ciudad, sólo tendré que despertarme un rato antes para llegar puntual a mis citas. Pero entonces, habré perdido la inocencia de mi victimismo, y descubriré que yo soy responsable de las cosas que me pasan y no podré echarle la culpa al tráfico. Tendré que asumir mi responsabilidad, y eso no es nada agradable. Por el contrario, seré consciente del precio que hay que pagar por ser un individuo libre y querer llevar las riendas de mi propia vida.

Os deseo que tengáis un día espléndido. Podrá llover, que esté el cielo despejado todo el día o que el viento alcance los cincuenta kilómetros por hora, pero en vuestra mano está que sea agradable, cálido o un día magnífico para navegar a vela.