Puerto Natales

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jueves, 10 de septiembre de 2015

11 de septiembre. Un día para el recuerdo y para el perdón

El perdón cae como lluvia suave desde el cielo a la tierra. Es dos veces bendito; bendice al que lo da y al que lo recibe. William Shakespeare.




 










Hoy es once de septiembre de 2015. Es un día de dramático recuerdo para miles de familias en todo el mundo. Desde el 11-S en USA, que fue la suma de atentados terroristas más mortíferos de la historia reciente, hasta el día en que se produjo el golpe de estado de Augusto Pinochet en mi querido Chile, que acabó con la democracia y la vida de miles de chilenos, entre ellos el presidente de su país, Salvador Allende Gossens.
Pero también es el día de mi cumpleaños. Y un día de 1906 en el que Mahatma Gandhi encabezó una manifestación y nació su movimiento de la no-violencia.
Yo quiero permitirme hoy hacer una reflexión para que no se me olvide nunca.
Este día quiero que sea para mí el día del perdón.


Bombardeos en la Gran Vía de Madrid


Madrid, verano de 1936. Sergio es guardia de asalto, un cuerpo de la policía que había sido fundado por la segunda república española para disponer de fuerzas de máxima lealtad al estado. 
Pero también es un profundo creyente que vive en coherencia con sus obligaciones profesionales y sus sentimientos religiosos.
Un día le avisaron que dos religiosos estaban detenidos en la Dirección General de Seguridad y que les iban a trasladar para fusilarlos. Eran vecinos de la comarca de la montaña leonesa de donde el procedía y les conocía bien desde hacía tiempo.
Sin dudarlo un instante, se encaminó a ese edificio de la Puerta del Sol de Madrid que sólo con mencionarlo despertaba auténtico pavor en esos días y en las décadas posteriores, por motivos políticos contrarios.
Cuando Sergio llegó había como treinta personas subidas en el camión que les encaminaba a una muerte segura.
-       ¡A esos dos bajadlos del camión! – gritó Sergio.
-       Eso no es posible, son rebeldes y se les ha juzgado ya – respondió el miliciano.
-       A esos dos les conozco yo y no suponen ningún peligro para la república.
-     Insisto que no es posible, tienen sus horas contadas y así lo ha decidido el tribunal popular correspondiente.
-     ¡Cumplid la orden de un guardia de asalto inmediatamente! Yo respondo por ellos.
Ante la insistencia del oficial y con la idea de no provocar un problema mayor con el cuerpo de guardias de asalto, cuya relación con lo milicianos libertarios era bastante delicada, accedió de mala gana.
-       Venid a mi casa, ahí estaréis seguros – dijo Sergio a aquellos aterrorizados hombres.






La Organización de Naciones Unidas tiene señalados muchos días en el calendario que puedes consultar aquí. Desde el día mundial de la televisión (21 de noviembre, supongo que algún día le retirarán el homenaje a la vista de en qué se ha convertido) hasta el día para la tolerancia (16 de noviembre), por citar dos de ellos diametralmente opuestos. Pero no hay ninguno dedicado al perdón. 
Este acto voluntario del ser humano está muy vinculado a todas las principales religiones, cristianismo, judaísmo, budismo e islamismo y a un dios misericordioso que castiga pero también perdona.
Es por esto que quizás existe una idea equivocada de lo que es el perdón, al menos como yo lo entiendo.





La portera donde vivían Aurora y Sergio era muy radical y chismosa y presentó una denuncia, en la certeza de que en esa casa estaban escondidos sacerdotes. Una patrulla de milicianos se presentó  en el piso. Quiso la fortuna que dos de los refugiados hubieran cambiado de escondite y sólo quedara Felipe, un seminarista que no llegaba a los dieciocho años.
-     Nos han dicho que escondes sublevados en tu casa, camarada –gritó el miliciano.
-    Aquí no hay ninguno de esos que dices – respondió Aurora con gallardía pero muerta de miedo.
-     Eso lo quiero ver yo con mis propios ojos – y entraron tres hombres a registrar la casa.
Felipe, al oír los gritos, sólo se le ocurrió meterse en la cama y tapar su cuerpecillo de chaval en pleno desarrollo con la colcha, dejando fuera unos cabellos que asomaban por encima de la tela.
-       ¿Y quien está ahí? – señalando el frágil bulto castigado por días de hambruna y miedo que se intuía debajo de la colcha.
-     Ese es uno de mis hijos y creedme que os arrepentiréis cuando regrese mi marido de su jornada. Así que...¡ya estáis saliendo por la puerta!
Los milicianos no querían conflictos con los militares y tras más amenazas e improperios, abandonaron el lugar.

Puerta del Sol, Madrid


El perdón es una declaración del individuo, hecha por él y dirigida a él. Es un acto liberador que nos separa del odio y del resentimiento. 
Es un “sé que me hiciste daño pero no quiero sufrir más por ello”
Y no hay que confundirlo con el olvido. Ambos pueden convivir, porque contra el olvido muchas veces no se puede luchar, pero siempre somos libres para perdonar.
Tampoco está reñido con la justicia, con la que tiene que ir de la mano y que tenemos que buscar siempre. Pero lo único que siempre podrás hacer, es perdonar.
Mucha gente asocia el perdón con la restitución del mal causado. Y por desgracia eso, en muchas ocasiones no es posible. Por eso no perdonan, y siguen instalados en un odio que se transmite de generación en generación.
El perdón, junto a la aceptación, te permite salir de uno de los estados emocionales básicos: el resentimiento ("ese veneno que me tomo yo, para que te mueras tú"). La acción liberadora del perdón te enseña el camino que va del resentimiento a la paz, que es uno de los ingredientes imprescindibles de la felicidad.

Museo de la Memoria, Santiago de Chile. “Ciencia, justicia, verdad y memoria”

La guerra había terminado y Aurora no sabía como sentirse. Sergio había muerto de un disparo traicionero por la espalda en el primer mes de la guerra y no le dio tiempo a conocer a María Luisa. Aurora tenía una preciosa niña de 2 años y el estigma de ser una viuda del bando perdedor.

-       Jamás me llegará ninguna ayuda del régimen y tendré que salir yo sola y con mis únicas fuerzas.

Y empezó a pensar qué cosas tenía que empezar a hacer para sacar adelante a un bebé en la posguerra española.

Sólo se me ocurre una ocasión en donde no debes perdonar. Son aquellas circunstancias  en las que tu perdón puede legitimar una nueva ofensa. Por desgracia, se han llenado nuestros cementerios este verano de mujeres que perdonaron demasiadas veces.

Si no perdonas por amor, perdona al menos por egoísmo, por tu propio bienestar. Dalai Lama.



Se puede perder una guerra dos veces. Si no ganan aquellos por los que moriste y si no te reconocen tus servicios aquellos por los que arriesgaste tu vida Es la consecuencia de tener sólo una vida y uno de los riesgos de imprimir coherencia en todos los actos de tu existencia.
A pesar de ser doblemente perdedores de una guerra fratricida, en mi familia nunca me educaron en el odio. Sí en el perdón. En un perdón cristiano, del que yo he descubierto con los años su lado más humano alejado del necesario, para muchos, concurso de un dios.
Piensa ahora si tienes a alguien o a algo que perdonar. Piensa en ti y empieza.
El perdón no llega inmediatamente a restañar las heridas del corazón, pero permite abrir vías nuevas de observar la realidad, tu realidad.
Y la paz terminará llegando.
Tú que prefieres, ¿vivir en el resentimiento o vivir en paz?
Tú decides, no lo olvides.
Gracias por estar ahí.

Dedicado a mis abuelos Aurora y Sergio y a mi madre María Luisa, que a pesar de vivir una tragedia, me mostraron con su ejemplo de vida, los valores que definen a los auténticos seres humanos.

Bibliografía:
“Memorias de mis años oblatos”. Antonio Jambrina Calvo. Se hace mención a los protagonistas del relato en las páginas 129, 258 y 266.
“Ontología del lenguaje”. Rafael Echeverría. Capítulo IX, Cuatro estados emocionales básicos.

Música: Angeline,  John Martyn (11 de septiembre de 1948 - 29 de enero de 2009)