Puerto Natales

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jueves, 28 de septiembre de 2017

El amor no duele



“Maldito sea aquel que al principio de una historia de amor no crea que ha de ser para siempre” (Colette).

Casi todos los libros que me deslumbran paso su última página pensando en que me hubiera gustado escribirlos a mi. Este no es el caso. No tengo la sabiduría ni la lucidez de la autora. Pocas veces me he encontrado con tantos pensamientos tan claros y tan demoledores acerca de las creencias que tienes instaladas en tu ADN sentimental, como en las primeras 50 páginas.
Comienza presentando el verbo AMAR como una facultad, una capacidad y un talento y, honestamente creo, casi nadie se lo plantea así.
El libro está pensado para arrojar luz a todos aquellos que están enamorados y no se sienten correspondidos adecuadamente, porque “es una norma de amor inviolable: si hace sufrir no es amor”.
La primera parte del libro la emplea en ayudar a que identifiques con total claridad que es lo que tienes delante de ti.
Parte de que todos amamos desde quienes somos, lo que te lleva a identificar el tipo de amor que te dan con la auténtica naturaleza del que te lo da.
Te lo puede dar alguien con deficiencias afectivas, alguien bueno, bienintencionado, que está dispuesto a dártelo todo pero que no puede darte casi nada porque no sabe ni por donde empezar a buscarlo. Debes saber reconocer las actitudes distantes, frías o de poca consideración para hacer que te apartes y que no intensifiques la lucha para retener a alguien que no te trata como mereces.

Y después radiografía "el mal amor" y le pone algunas de sus características:
- Es irregular (te hace vivir con una sensación de inminente peligro y de constante desasosiego).
- Es insatisfactorio.
- Sexo sublime.
- No entiendes como has llegado a tolerar situaciones absurdas y humillantes (terminas con la autoestima por los suelos) y no sabes ni lo que sois (pareja, amantes, amigos, novios, amigos con momentos íntimos, personas que se quieren pero no pueden estar juntas…).
O quizás esté enfrente de un amor ludópata, aquel que combina una de cal y otra de arena y que enamora utilizando el estímulo intermitente de Pavlov. Es infalible.
También te muestra el amor vampírico, el amor romántico, el narcisista zombi (aquel que solo se ve a si mismo, que actúa a partir de lo que siente y que sus prioridades y necesidades pasan por encima de ti; “tiene empatía nula, tu sufrimiento le distancia, no le conmueve tu dolor. No puede hacer feliz a nadie porque se siente acorralado y protagonizando vivencias de las cuales, verdaderamente, no forma parte, así que vive en una eterna dicotomía o bien quedarse solo, o bien no poder evitar herir a los que le quieren”.
La autora termina la primera parte con dos conclusiones una de las cuales me parece sencillamente genial: que no merece la pena seguir intentando buscar una respuesta. La única respuesta es que no hay respuesta, el único secreto es que no hay secreto. Jamás sabrás lo que siente, seguramente porque no lo sabe ni él mismo. Y si has llegado a esa conclusión, lo más probable es que no te ame lo suficiente.
La segunda parte del libro está enfocado a qué debes hacer para superar la circunstancia que te ha generado dolor. Elaborar una lista de objetivos vitales y cómo puedes conseguirlos. Ese tramo es mucho más práctico, muy en la línea de plan de acción vital.
Es un descubrimiento maravilloso como relaciona el amor con la ética. Según la autora solo amamos bien cuando deseamos lo mejor a quien queremos. La ética es la respuesta que ofreció la madre del juicio de Salomón, que prefirió perder a su hijo que tener una mitad muerta de él. La plenitud sólo se puede alcanzar a través de un amor correspondido o llegando a ser quien puedes llegar a ser. Eticamente, el amor significa ser alguien digno de ser amado y no querer a nadie que no sea digno de tu amor.
Y seguiría hablando del libro horas, porque se me acumulan todas las frases brillantes que lo constituyen.
Cuando terminé el libro, y recordé algunos de mis desengaños amorosos, entendí mucho de lo que fui incapaz de ver en aquel momento.
Si tienes curiosidad por saber qué es el amor del bueno y cuál es el mal amor, no lo dudes, sumérjete en la deliciosa e inteligente narración de Montse.
Y termino con el pensamiento que ningún amante querría pronunciar jamás:

“Cernuda dice: te quiero y quiero decírtelo con el olvido. Sólo cuando amas de verdad a alguien necesitas imperiosamente el olvido, sólo un amor tibio es compatible con una vivencia pequeña y modesta de amar”.

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